Yo tenía 6 años. Vivía en un pueblo de alta montaña, Potrerillos Luján de Cuyo. Iba a la Escuela Capitán de fragata Carlos Alberto Negri. Todos los días terminábamos la jornada entonando el himno de Malvinas.
Cuando terminó la guerra, recuerdo haber ido a la ciudad de Mendoza, donde se veían a los soldados mutilados pidiendo limosna. Tirados en la calle. Siendo aún niña no podía entender porque esos hombres eran mendigos. Eran los soldados de la Patria pidiendo limosna. No hay ni olvido ni perdón para quienes hicieron semejante aberración. Gloria a los héroes de Malvinas.
Paola Menteguiaga, San Luis, Marzo de 2022 (paolamenteguiaga@gmail.com).
Se que tenia 6 años, de familia militar, tíos de servicio en Puerto Belgrano y otro en el Regimiento 7 La Plata (no llegó a cruzar a nuestras islas por la rendición pero estaba siendo reservista presto para hacerlo si era necesario, él era clase 62).
Recuerdo ver pasar los trenes por la puerta de mi casa por el Boulevard 84, llenos de Héroes uniformados con armamento o ir al club de aeromodelismo en el aeropuerto de La Plata y ver preparados los famosos Pucará. Mi abuelo retirado de la Marina, su último destino fue Isla Martín García. Me decía “si suena la sirena (se sabía que sonarían las que están en el diario El Día y los Bomberos) ¿que tenés que hacer?”. Apagar las luces, alejarme de las puertas y ventanas y meterme debajo de la mesa o sillas. Y sentir estas órdenes repetidamente en la escuela.
Recuerdo escribirle cartas a soldados, especialmente a dos: uno el hijo de la directora de la escuela y otra, al hijo de un almacenero frente de mi casa. Recibí respuestas, como así también juntarles chocolates y mi abuela tejerles bufandas. Paradoja del destino, nunca les llegó.
Con la inundación del 2013 en La Plata perdí esos recuerdos que aún guardo en la memoria. Y si algo recuerdo fresco, le decía a los curas, “yo inglés no voy a estudiar, nos robaron las Islas Malvinas”.
Luego juré bandera en ESMA siendo clase 75, formado frente al monumento de los caídos de nuestro Crucero ARA Gral Belgrano, ese momento el nudo en la garganta al cantar el himno o de decir SI JURO. Son inexplicables. Hace unos años antes de la pandemia, en un micro aquí en La Plata se me acercó un señor de nombre Pedro, y me dijo “gracias”, a lo cual le respondí “¿Por qué? Por llevarlas en la piel, me señala mi antebrazo y las acaricia, si a ellas a nuestras Islas.
Claro está, las tengo tatuadas con parte del cementerio de Darwin y encima la silueta del ARA Gral. Belgrano. Le dije “gracias a ustedes” y me contestó “no hay de qué, lo volveríamos a hacer”. Son recuerdos que quedan marcados.
El año Pasado aquí en La Plata Falleció Antonio, prestó servicios en Luján y estuvo en Malvinas y recuerdo que una sola vez me habló de ellas ya que no lo hacía con nadie, y recuerdo que me decía “ver hermanos de trinchera caer, más ganas de pelear”, y de quedarse a pesar de que pasamos hambre y frío. Como dicen Juré defender mi Patria mi bandera hasta perder la vida SI JURO una y mil veces.
Hoy con casi 47 años sigo sin hablar ni entender el idioma inglés, por lo menos, hasta que nos devuelvan lo que nos robaron.