Portada - Voces Sin Censura . Marta Fourcade

Ofrendas, despojos y restituciones: Las marcas de una guerra que nos subjetivó

Testimonios rebeldes

Una guerra, sea cual fuere, nos modifica como seres políticos y sociales, tenemos otra mirada del mundo, no siempre mejor.

La guerra de Malvinas, mi primer protagónico contemporáneo, atravesó mi persona y el cuerpo social asestó un tajo profundo en sus entrañas.

Primero fue la sorpresa y luego el desencanto.

Las fuerzas armadas habían usurpado el gobierno constitucional y ante las movilizaciones y resistencias populares, dieron “la Orden” en la creencia que podían perpetuarse en el poder. Con una errónea visión del enemigo -entre vapores todo se vio más fácil-  demostraron una Impericia estratégica y táctica militar que nos avergüenza.

Más allá de estas consideraciones que las dejo a los expertos, desde la ciudadanía luchábamos para volver a un estado de derecho, la guerra se vivió diferente

Un pueblo, que leemos poco y reflexionamos menos, pero sensible ante la concepción tradicional de patria, adhirió al sueño de recuperar la soberanía en el Atlántico Sur.

¿Qué pasó con las personas?

¿Cómo lo viví yo? Quizás un sueño lo puede expresar

En ese momento tenía hijos púberes, los medios de comunicación instaban a la adhesión a la “gesta patria” y la escuela y las familias a la solidaridad con los combatientes.

La guerra me movilizó, aventó temidas ideas que las viví como realidad: vi en el océano un barco hundido y todos los soldados ahogándose llevaban la cara de uno de mis hijos varones. Fue aterrador.

Mandar a la guerra a chicos casi imberbes, desde el alto mando, traspasó mi cuerpo y el sueño dio cuenta de ello.

Al ser parte de una tribu familiar no me fue ajeno el hecho histórico que con convicción entendió la guerra mi tío y donó sus “tesoros” reconocidos socialmente (1) y algunas joyas provenientes de un hogar sin riqueza alguna. Su joven hija también entregó las pertenencias que tenía.

¿Cómo considerar estos actos con fervor y apasionamiento? ¿Cómo no recordar la entrega? ¿Cómo no entender el valor de quienes   luchan por un ideal y en eso se les va la vida, el patrimonio o seres queridos?     

Creo que quienes sostienen su lucha por lo que creen, vivirán en la memoria de los pueblos, como las derrotas y la villanía de quienes especulan con las personas, los territorios y los sueños 

Perdimos una guerra que no debió ser y vivimos el desencanto de un pueblo que confiaba en gobernantes, que habían asaltado el poder político, sin el apoyo popular. Dejo para otra instancia la valentía de soldados y jefes militares que arriesgaron sus vidas por nada, como los muertos que hoy conmemoramos.

La razón de la sinrazón a través de los tiempos se repite a espaldas de quienes pueblan las ciudades, que somos quienes pagamos las consecuencias de una aventura irracional.

Las guerras siempre son ajenas a los, las y les ciudadanes, siempre son por intereses económicos y siempre son imperialistas; pero siempre, siempre, nos deshumanizan.

  1. Años después quien había comprado en un remate las medallas y premios, se las ofreció a las hijas en devolución Ellxs no las aceptaron.

Marta FourcadeDocente jubilada de la Escuela Normal Juan Pascual Pringles (San Luis).

San Luis, 17 de marzo del 2022

Portada - Voces Sin Censura - Alejandra Quinteros

Malvinas, Democracia y Educación en San Luis

En 1983 cuando se producen las elecciones presidenciales en Argentina, tenía 18 años. ¡Qué alegría votar por primera vez! Los discursos de Raúl Alfonsín habían cautivado a la juventud. Me emocionaba escucharlo hablar sobre la democracia, entre otras cosas, sobre la política partidaria y sobre la Patria.

Luego de que Raúl Alfonsín ganara las elecciones, hacia 1984 se había publicado el libro NUNCA MÁS, lo leíamos para entender de qué se trataba todo el debate que se estaba dando en la sociedad sobre las desapariciones, torturas y asesinatos que provocaron los militares. Luego en 1985 se produjo el juicio a las Juntas Militares, ahí comenzó a visibilizarse el plan de exterminio y desaparición de personas; juicio que continúa hasta hoy.

Sobre la causa Malvinas nada. Estaban en el proceso de ocultamiento sobre toda la información para la sociedad respecto de esa injusta guerra.

Era agosto de 1987 cuando ingresé a la Escuela Normal Juan Pascual Pringles (conocida como La Mixta), de la Universidad Nacional de San Luis, como preceptora, tenía 22 años. Hice carrera docente en esta Escuela que me albergó también en mi niñez

Cuando ingresé, en la Escuela se desarrollaban intensos debates sobre la democratización para la participación de todos los estamentos educativos en un Consejo de Escuela. Un Consejo de Escuela que había sido creado entre los años 1884 y 1986 luego de fervorosas discusiones sobre su conformación.

La educación en tiempos de dictadura tenía un formato de disciplinamiento que se observaba en el cumplimiento estricto del uniforme, el cabello corto para los varones y para las mujeres recogido, los bancos atornillados al piso organizados en perfectas filas al estilo militar, los colores verdes en todas las cortinas y elementos que se utilizaban para los actos, la bibliografía cuidadosamente seleccionada por los docentes sin que nada se pudiera discutir.

Hacia los ’90 la sociedad seguía convulsionada con los cambios que estaba trayendo la democracia, recuerdo la sorpresa de ver cómo cambiaban los bancos en la Escuela, pasaron de pupitres a bancos hexagonales que se podían ubicar como quisieran y agrupar a los chicos y chicas en las aulas. ¡Qué sorpresa me daba ver las aulas con sus alumnos en grupos!! ¡Qué impacto en la educación, la democratización del saber!

Recuerdo que las profesoras de geografía comenzaron a hablar en la Escuela sobre Malvinas y sobre un grupo de jóvenes que habían estado allí y que se habían agrupado para dar a conocer sus testimonios. Eran finales de los 90. Más tarde la Escuela colocó una placa con un dibujo que realizó el profesor Daniel Orellano, en la galería de la Planta Alta (que da a la calle Mitre) y le colocó el nombre de “Galería de los Caídos en Malvinas”

Ya no había censura.

Las profesoras comenzaron a trabajar con la idea de convocar cada abril a los ex combatientes puntanos para que relataran sus dolorosas experiencias en esas tierras argentinas y así se hizo -y se hace- hasta hoy.

Recordamos los 40 años de una  trágica guerra en tiempos de dictadura y continúan surgiendo las verdades que se ocultaron durante tanto tiempo, la  Escuela tiene una misión especial en ello: develar lo que se esconde

El 1 de abril del 2022 un grupo de ex combatientes realizará una vigilia, la PROMO 82 de la Escuela Normal Juan Pascual Pringles (promoción de la que fui parte) ha sido invitada. Con el compromiso que nos atraviesa por haber sido alumnos y alumnas en aquella época, participaremos de esa vigilia pero también realizaremos una caminata al Cerro de la Cruz de Juana Koslay con los alumnos de cuarto año: ese será el legado.

La Escuela cada año volverá y vuelve al pasado.

Como dice Alfredo ESPECHE

A ti hermano soldado,
otro héroe olvidado,
tú, que en tierras lejanas,
temblando de frío y soledad,
defendías nuestra patria.

Una trinchera fue tu casa,
con las manos congeladas.,
y el alma vestida de verde,
con un arma
como un crucifijo,
mientras el pueblo,
casi indiferente hacía lo suyo,
viendo todo por la tele
.

Alejandra QuinterosDocente de la Escuela Normal Juan Pascual Pringles (San Luis).

San Luis, 12 de marzo del 2022