La vida de los Orellano estuvo atravesada por la Guerra de Malvinas, y las cartas enviadas desde el continente a las Islas fueron el lazo de amor que los mantuvo unidos y fuertes durante los meses del conflicto.
Martín tenía 6 años, cuando su papá José Darío fue convocado a combatir en la Guerra de Malvinas y trasladado a las Islas.
Martín iba a la escuela primaria del barrio Militar de la ciudad de Reconquista, en Santa Fe. Allí, mediante un buzón habilitado para enviar cartas a los soldados que estaban en Malvinas, él le escribió a su papá y le agradeció por “defender la Patria”.
“Reconquista, 7 de marzo de 1982.
Querido papito: mis compañeros y yo te decimos gracias por defender nuestra Patria.
Te abraza tu hijo. Martín”.
La carta que envió Martín Orellano a su papá.
La esperanza era muy grande pero la posibilidad de que esa carta llegue a manos de José era escasa. Sin embargo, un avión Hércules que sobrevoló la zona de conflicto, arrojó cientos de elementos y recursos para los soldados.
Entre la carga que cayó a suelo malvinense, había un paquete lleno de cartas, que José encontró mientras inspeccionaba la zona. Entre las epístolas, estaba la de su hijo.
Las cartas y el amor, atravesaron la vida de los Orellano en medio del conflicto. La familia oriunda de San Luis, pero que durante 10 años vivió en Santa Fe, debido a que las Fuerzas Armadas trasladaron a José a esa provincia, recuerda también otra carta que marcó su historia.
La carta de Martín no fue la única en la historia de esa familia. La esposa de José, en medio de la Guerra, también le escribió una sentida carta, en la que le prometió que tendrían una hija cuando él regresara.
Y la promesa se cumplió. Cuatro años mas tarde -luego de que finalizó la guerra- nació María José Orellano.
Actualmente José tiene 68 años. En 1982 se desempeñaba como mecánico de los Pucará, los aviones turbohélice construido por la Fábrica Militar de Aviones para la Fuerza Aérea Argentina en la década de 1970. Tras la Guerra, solicitó la baja de la Fuerza.
A cuarenta años, José y su familia, continúan con la tarea de Malvinizar, en agradecimiento y homenaje a los veteranos y veteranas del conflicto bélico.